¿Mala onda?

antenasAlgo se ha hablado de las ondas que emiten las antenas de telefonía y su influencia en enfermedades. Pero, ¿cuánto de cierto hay en todo eso? Aquí no hablaremos desde un punto de vista científico sino que simplemente les presentaremos la inquietud.

Vivimos en un mundo en el que la tecnología avanza a pasos agigantados y muchas veces no nos da tiempo para reflexionar, mientras que se vuelve imprescindible. Es un arma de doble filo.

A esta altura es imposible desandar lo recorrido. Pero entonces sepamos que la tecnología ha cambiado nuestros hábitos, nuestras casas, nuestra forma de aprender, nuestra forma de comunicarnos, entre algunas muchas cosas, y hasta ha cambiado la fisonomía del paisaje.

Esas antenas que se ven instaladas en la ciudad y fuera de ella serán dentro de poco –si no es que ya lo son- parte del perfil urbano, lo mismo que los edificios, y dentro de cien años se mirarán con la misma curiosidad con la que hoy vemos las usinas eléctricas de la empresa Ítalo o los vagones de un tren en desuso. Algunos estarán más o menos de acuerdo en cuánto afean o embellecen la ciudad pero, ¿qué pasa cuando entra en juego la salud?

Varios estudios científicos están en discordia con respecto a cuánto puede afectar una antena la salud humana y de nuestras mascotas. Los resultados son encontrados: unos parecen estar más inclinados a estar en contra mientras que otros simplemente no lo consideran nocivo o exigen se cumpla un protocolo de medición. Tal vez nunca sepamos –al menos en tiempo presente- la veracidad de cada corriente.

Por el momento la única regulación que trata el tema de las antenas es la resolución 530/2000 del Ministerio de Salud y Acción Social, que amplía la número 202/1995, y que establece el máximo de radiaciones aceptado pero no especifica la distancia que debe tener la antena con respecto a viviendas, escuelas, hospitales, etc. En el plano de lo privado la falta de regulación es menor.

San Telmo es uno de los barrios donde está proyectada la colocación de este tipo de antenas. Una vecina se ha acercado a El Sol con la inquietud ya que en el edificio donde vive una parte de  los vecinos quiere instalar una antena de telefonía y ella –junto con otros – no está de acuerdo. Qué hacer es la pregunta que tenemos que plantearnos al mismo tiempo que informarnos.

Las compañías suelen ofrecer altas sumas de dinero para la instalación de las antenas y ese dinero puede ser muy útil para encarar reformas y refacciones en el edificio pero, ¿qué pasa con sus habitantes? Es parte de nuestra responsabilidad social informarnos y actuar, de ser necesario, antes de tomar cualquier decisión.

 

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