“Prefiero el trabajo en conjunto y pensar en el otro”

Claudio Macchiavello, diseñador de indumentaria

La Escuela de Diseño Claudio Macchiavello ofrece cursos y talleres de oficios para la moda, que van desde moldería, corte y confección, sastrería y bordado en piedras hasta marroquinería y estampación serigráfica, pasando por construcción de carteras textiles y tejido de encajes a bolillos.

A diferencia de la carrera universitaria, la escuela -ubicada en Chile 686, CABA- brinda cursos cortos y específicos, para grupos reducidos, avalados por la experiencia de su creador, que lleva 15 años dando clases.

“Estoy orgulloso del camino recorrido”, sostiene Claudio quien comenzó a estudiar Diseño de Alta Moda en la academia Ditirambo (1996-1997) continuando su aprendizaje en el Instituto Superior de Diseño Roberto Piazza donde se convirtió, rápidamente, en asistente personal del famoso diseñador. Por otra parte, tomó clases de moldería industrial con Olga de Liciardo y de sastrería con Antonio Corbino.

Más adelante trabajó en el Instituto de Diseño “Estudio Fashion & Design” donde primero fue Coordinador Académico y, a partir del 2004, se desempeñó como Director General. Su perfil docente comenzó a desarrollarlo -también en ese año- en la Universidad de Belgrano, siendo titular de las cátedras Moldería I – II. Asimismo, participó, como especialista en moda, en programas emitidos a través de Utilísima Satelital y Canal 7.

Por otra parte, todo este desarrollo profesional, lo pudo reflejar también cuando, en el año 2008, lanzó su línea de ropa interior masculina “Morfeo Underwear” y, a partir de 2011, fue designado Director Académico de la “Fundación Museo del Traje”.

Al mismo tiempo se desempeña como modelista externo para las fábricas Praline y Valdivia y dentro de su clientela figuran: Soho, Dorina Bidoni, Helen’s Whispers, Pepe Cantero, Área Limite; entre otros.

El Sol: ¿Cómo y cuándo llegaste a San Telmo?

C.M.: Estoy en el barrio desde hace siete años, cuando empecé a dar cursos en el Museo del Traje (ubicado en la misma cuadra que la escuela). San Telmo me dio la posibilidad de estar en el microcentro, que si bien es engorroso cuando hay piquetes, por otro lado, es fantástico ya que el noventa por ciento del alumnado son mujeres que vienen al turno noche, luego de trabajar en oficinas céntricas. Además, es un barrio poético, lindo para caminar. Y creo que Chile es la calle más linda de San Telmo, porque es la única que tiene ese movimiento serpenteante… Además, los sábados, luego de trabajar, voy a correr a la reserva ecológica. Un privilegio tener todo cerca y a mano. San Telmo te enamora.

Claudio se ocupa de coordinar las actividades de la Escuela: desde el dictado de los cursos hasta la parte administrativa: “Arranco a las 9 de la mañana y termino a las 23, ya que, por la noche mientras hacen la limpieza de la escuela, me ocupo de contestar los mails”, explica Macchiavello. “Hacer me hace bien, necesito estar activo”, agrega el diseñador.

Hijo de mamá pianista y papá químico, lleva la docencia en la sangre: sus hermanas y sus tías también lo son y cree que de ahí viene su facilidad para dar clase.

E.S.: ¿Cuál es la clave para triunfar en el mundo de la moda?

C.M.: Hay personas que solo ven la parte frívola de la moda, pero para triunfar hay que estar dispuesto a romperse las uñas, a ensuciarse los dedos con las telas, a perder la vista y a encorvarse por la postura frente a la máquina de coser. Trabajo con veinte profesionales algunos de las cuales tienen mucha experiencia, como Sara (65) -bordadora de Alta Costura-. Me gusta la excelencia y me encanta enseñar, no me quedo con ningún secreto; todo lo que aprendí, lo enseño.

E.S.: ¿Qué tenés en común con Nicolás Maquiavelo, el político renacentista autor de “El Príncipe” (1532)?

C.M.: En realidad es mi apellido materno. Me llamo Claudio Oscar Vicente, pero me pareció más fuerte usar Macchiavello. De hecho, cuando llegaron de Italia mis antepasados, el apellido era con “q”, pero luego lo anotaron con la doble “c” y “h”. Hay cosas que comparto con él y otras que no. Por ejemplo, no creo en el “Divide y reinarás”, prefiero el trabajo en conjunto y pensar en el otro.

Texto y foto: Diana Rodríguez

 

 

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