«Voy inventando el futuro»
Charlando con Ronnie Arias sobre el laburo, la fama mediática y su querido barrio de San Telmo
Ronnie Arias mira a los ojos y desborda energía. A pesar de tener dos programas en TV (“La liga”, por Telefé y “Yo quiero ser gourmet”, por canal Gourmet) más la conducción de “Saraza”, de lunes a viernes por FM 100, no hay en él ningún indicio de cansancio. Lejos de eso, tres veces por semana sale a correr por la Reserva Ecológica (a veces con su amigo Antonio Birabent) y otras tantas va al gimnasio.
Amado tanto por hombres como por mujeres, Ronnie trata de explicar el secreto de su éxito: “Quiero ser una persona creíble, entonces trato de comportarme como tal. Fui pasando por distintos personajes: el tirabombas de ‘Kaos en la ciudad’, el sensible de ‘La liga’, el divertido de la radio, pero en definitiva soy yo en distintas facetas. Trato de mostrarme lo más verdadero posible”.
“Al principio me daba mucho vértigo que tanta gente me dijera ‘te amo’”, recuerda, aunque hoy sabe que es parte del formato del programa radial. “Saraza tiene un 75 por ciento de público femenino, sin dejar de lado a los hombres. Hablo de lo que me pasa ante determinadas situaciones y es ahí donde la gente me dice ‘te amo’ porque de una forma u otra se siente identificada. El afecto es la devolución de la gente”, dice, mientras convida un mate.
Fue cantante, guionista, productor, creador de juegos, director de castings, entre otras tantas cosas. Se autodefine como un “todo terreno”. “Me gusta el laburo creativo. Soy el resultado de los trabajos que hice. En los formularios antes ponía ‘productor’, ahora pongo ‘periodista’”, afirma.
“Antes pensaban que yo era glamoroso, frívolo, y sí, soy frívolo, pero también siento, me duele cuando me golpeo. Eso es lo que trato de trasmitir en ‘Saraza’. Somos como ‘los perdedores’ de la radio, nos pasa todo lo que le pasa a la gente común, vamos a contar lo que sentimos. Y es ahí donde la gente dice ‘te quiero, me hacés buena compañía’, que, en definitiva, es lo que uno busca”.
Autodidacta, hizo sólo hasta tercer año del secundario. “Sin estudios, pero con oficio”, sintetiza. Le intriga pensar qué hubiera sido de él si hubiera estudiado. A los 30 empezó a trabajar en serio. Ahora tiene 48 y no para.
“Todo el tiempo estoy generando laburo. No espero más que me llamen de ningún lado, genero yo. Voy inventando el futuro”.
Vivió en ciudades hermosas como Nueva York, Los Ángeles, Berlín, Madrid y Barcelona, pero su lugar en el mundo está en Estados Unidos al 800, en un edificio construido por el Ingeniero Sabaté donde vivió el escritor Manuel Mujica Lainez.
Entre las cosas que le encantan de su barrio, nombra: “Estar cerca del río, la arquitectura, pasear por las calles empedradas”, pero también aclara: “Me gustaría que el barrio esté más cuidado. De día es una mugre y de noche un basurero”. Esto lo atribuye a que “no nos respetamos entre nosotros. Nadie junta la caca de sus perros, y hay un descuido que no tiene que ver con la ciudad, sino primordialmente con nosotros mismos”. Se preguntaba por qué el barrio no tiene contenedores hasta que fue a averiguar al GCBA, donde le dijeron que si llevaran contenedores “no se podría estacionar”. Pero, como vecino, asegura que no se debería permitir estacionar en las calles angostas del barrio.
Hay otra cosa que lo pone serio: “Están construyendo muchos edificios nuevos y están destruyendo el patrimonio histórico del casco de la ciudad. La gente consigue autorización para hacer cualquier cosa a través de coimas. Tenemos una ciudad maravillosa, unas construcciones increíbles, unas calles impresionantes y estamos dejándolas caer en el olvido”, se indigna. Sin embargo, como muchos vecinos, Ronnie Arias asegura que ama San Telmo, y que no se iría del barrio por nada.
—Diana Rodríguez