La imprenta de Buenos Aires, la quinta de don Lezama… y el Fausto Criollo
Releyendo el poema Fausto, Impresiones del gaucho Anastasio el Pollo en la representación de la Ópera, con motivo de la preparación de algunos eventos celebratorios del centenario de su publicación, nos encontramos con unos versos que nos parecieron más que óptimos para encarar una breve nota para El Sol de San Telmo y recordar tanto al autor, Estanislao del Campo, como a su imprenta y, también, dado que figura en sus versos, al Parque Lezama.
Estanislao del Campo (Buenos Aires 1834-1880) tuvo una agitada vida como militar y político, escritor y empresario editor. Estudió en el Colegio Nacional Central, sucesor del primitivo Colegio de los Jesuitas y antecesor del actual Colegio Nacional de Buenos Aires. Allí compartió sus primeros ensayos en el periodismo nada menos que con Miguel Cané, el autor de Juvenilia, quien lo recuerda en una de sus páginas en la que hace referencia, además, a que los periódicos se “imprimían” en forma manuscrita y quitándole horas al sueño. Como autor adoptó el seudónimo Anastasio el Pollo, en contraposición con el de Hilario Ascasubi, que era Aniceto el Gallo.
Estanislao del Campo, caricatura que lo muestra con traje gauchesco y tocando la guitarra (fecha y autor desconocidos).
El 11 de agosto de 1857 se representó en el Teatro Colón (por aquél entonces en su primitiva ubicación frente a la Plaza de Mayo) la obra Safo con gran éxito de público y crítica. Allí tuvo del Campo la primera inspiración que vincularía la relación de un observador ingenuo con la representación de una obra de teatro.
Es así como el 14 de agosto publicó la Carta de Anastasio el Pollo sobre el Beneficio de la Sra. La Grúa. El relato, escrito en lenguaje gauchesco, tuvo mucho éxito y dio posteriormente origen a otro poema del autor, Fausto, Impresiones del gaucho Anastasio el Pollo en la representación de la Ópera, del que el 8 de noviembre de 2026 se cumplirán 160 años de su edición como folleto.
La obra se había publicado poco tiempo antes como poema en el Correo del Domingo (30 de septiembre de 1866) y en La Tribuna (3 y 4 de octubre del mismo año). El Fausto aborda un diálogo entre dos gauchos, uno de los cuales, apodado “El Pollo” ha tenido oportunidad de ver el Fausto (Goethe-Gounod) en el mismo “tiatro de Colón”, sin percibir que se trata de una ficción… y le cuenta su versión de los hechos a su paisano Laguna.
El Pollo y don Laguna conversando en la orilla del río, tras ellos el “colorao” y el “overo rosao”, sus respectivos “fletes”.
No entraremos en detalles sobre el argumento, ya que la obra merece una lectura completa e iremos derecho “al grano”. En un determinado momento, relata El Pollo, describiendo lo que había visto en el teatro:
Pues, entonces, allá vá:
Otra vez el lienzo alzaron
Y hasta mis ojos dudaron,
Lo que vi … ¡barbaridá!
¡Qué quinta! ¡Vírjen bendita!
¡Viera amigaso el jardín!
Allí se via el jazmin,
El clavel, la margarita.
El toronjil, la retama
hasta estuatas, compañero
Al lao de esa, era un chiquero
La quinta de Don Lezama.
La quinta de Don Lezama era el predio que es hoy Parque Lezama y su jardín fue famoso, tanto por la variedad de las especies presentes como por su diseño. Afortunadamente, quedan fotografías del mismo, dado que su diseño original y su estado actual son muy diferentes de ese glorioso pasado.
En una contribución anterior (https://www.elsoldesantelmo.com.ar/el-parque-lezama-y-otras-plazas-de-san-telmo-y-barracas/) se tocó el tema del jardín y se publicó una foto que daba cabal idea de la magnitud del proyecto que José Gregorio de Lezama desarrolló en la “quinta” que había adquirido en 1857. El hecho que del Campo lo tome como parámetro de comparación con el jardín representado en el escenario (que el narrador cree verdadero…), nos da una idea de cuán admirado era en su tiempo.
Portada de la edición realizada en 1942 por Guillermo Kraft e ilustrada por Florencio Molina Campos
Es interesante recordar que la Imprenta de Buenos Aires, propiedad de del Campo, estaba ubicada en la Manzana de las Luces, en un sector que se había vendido en tiempos de Juan Manuel de Rosas y en el que se habían construido algunas propiedades de renta. Allí funcionaron varios establecimientos comerciales hasta su recompra por el Estado e inmediata demolición para construir el actual edificio del Colegio Nacional.
Portada de la edición príncipe de las “Impresiones del gaucho…”
En la portada de la edición original del libro pueden destacarse dos detalles de interés. El primero es que los ingresos provenientes de su venta están dedicados a ayudar a los hospitales militares, en esa época poblados por los soldados que regresaban heridos de gravedad de la guerra del Paraguay (que se había iniciado en 1864 y se prolongaría hasta 1870). El segundo es la descripción de la localización de la imprenta “en la calle de Moreno, frente a la casa de Gobierno”, lo que nos permite recordar, también, dos hechos. Uno de ellos, que Mariano Moreno vivió a no más de 100m de la imprenta en el solar que es actualmente Moreno 431. El otro que, desde su caída hasta la federalización de la ciudad en 1880, las propiedades confiscadas a Rosas (que ocupaban toda la mitad norte de la manzana comprendida por Moreno, Bolívar, Belgrano y Perú), fueron utilizadas como Casa de Gobierno provincial y sede de numerosas reparticiones administrativas de la Provincia, cuya Sala de Representantes o Legislatura Provincial funcionaba en la Manzana de las Luces, calle por medio.
José Sellés-Martínez
Fuente de las ilustraciones:
Caricatura de Estanislao del Campo
https://lapalabrainconclusa-literatura.blogspot.com/2010/03/estanislao-del-campo-y-el-fausto.html
Litografía de El Pollo y don Laguna
Portada de la edición de Kraft con ilustraciones de Molina Campos
https://tileforoarecofmc.blogspot.com/2015/08/blog-post.html
Portada de la edición príncipe de las “impresiones del gaucho…”
